Acabamos de terminar la primera década del siglo XXI y muchos ciudadanos visitan diariamente su perfil de Facebook o Tuenti, consultan la pantalla de su teléfono móvil o revisan la bandeja de entrada de su correo electrónico. Las que fueron actividades cotidianas en 2009, apenas existían hace diez años.
Internet, como se concibe hoy día, nada tiene que ver con la Red de 1999. Así lo aseguró en una reciente conferencia sobre contenidos digitales celebrada en Madrid el director mundial de marketing de Google, Bernardo Hernández.
Según Hernández, la clave de esta revolución no está en los cambios en sí mismo, sino en la velocidad vertiginosa a la que ocurren: «Lo trascendental de los cambios es la velocidad a la que se producen, no estamos acostumbrados». El experto digital, cita como ejemplo la televisión «que no tuvo su primer anuncio hasta 31 años después de su aparición» y éste era, además, «una adaptación de la radio».
En su opinión, la revolución digital en la que está inmersa la sociedad se apoya en cuatro pilares: el almacenamiento, la potencia, el ancho de banda y el aumento de puntos de acceso. Según el directivo, estos cuatro pilares definen la revolución digital «producida en silencio y que se ha cristalizado con Internet».
Diez años de evolución en cinco pasos
Cinco pasos sirven al experto para explicar los cambios fundamentales experimentados por la red desde el año 1999. El primero de ellos, la transición del acceso a Internet desde puntos fijos hacia la revolución tecnológica del momento: el cloud computing.
En segundo lugar, hace diez años, las empresas presentes en la web estaban «obsesionadas por generar contenidos». Poco a poco fueron dando protagonismo a los usuarios hasta que estos, a día de hoy, han conquistado la red gracias a la creación de contenidos en tiempo real.
Y si ha cambiado la forma de acceder a Internet y el rol de los usuarios, la publicidad también tuvo que cambiar con ellos. Los típicos ‘banners’ de los noventa se volvieron invisibles para los internautas y las empresas tuvieron que comenzar a segmentar sus audiencias en Internet e intentan ahora abrirse camino en las redes sociales.
También ha variado la forma de comunicarse: en 1999 el mail ya había ganado terreno al correo tradicional. Después llegó la comunicación en tiempo real con MSN y más tarde, las redes sociales y la necesidad de saber siempre y en todo lugar qué está pasando, un quebradero de cabeza de los tradicionales medios de comunicación que se han visto desplazados por esta nueva forma de comunicación.
Y, por último, la privacidad. De la desconfianza inicial de los usuarios hacia Internet se pasó al extremo opuesto. Internet se convirtió en un espejo de las vidas de los internautas que volcaban en la red toda su información personal.
Poco tiempo después, la tendencia comienza ya a invertirse de nuevo con ciertos controles de la privacidad por parte de las empresas que gestionan redes sociales y buscadores.
De cara al futuro, el director de marketing de Google se plantea además cuáles son las claves para el éxito, el cual está seguro de que pasa por convertir el teléfono móvil en el nuevo ordenador que todo el mundo llevará encima. .