Hace un par de días publiqué un larguísimo análisis de Ubuntu 11.04 en MuyLinux, así que no me queda mucho que decir respecto a la nueva versión de la distro de Canonical. Salvo quizás que la instalé en mi MacBook Air -el proceso fue análogo a cuando instalé Maverick Meerkat- para tratar de evaluar su comportamiento sobre un hardware ‘ distinto’ . La experiencia no ha sido perfecta, eso desde luego, pero hay que reconocer que Ubuntu 11.04 y Unity son usables en el MacBook Air salvo por algún conflictillo que otro, como el aún deficiente soporte del touchpad.
Lo que sí he hecho, claro está, es utilizar Ubuntu 11.04 de forma extensiva en mi máquina de sobremesa. Desde hace meses vengo trasteando con las versiones preliminares, que iban dejando cada vez más claro esa obsesión que Shuttleworth, creador de Ubuntu y de Canonical, parece tener con respecto a Mac OS X. Hace años que el máximo responsable de Ubuntu trata de adoptar muchas de las mejoras incorporadas a la interfaz de Mac OS X, y en Ubuntu 11.04 la cosa ya huele un poco demasiado.
Unity es solo la guinda del pastel. El lanzador de aplicaciones (una evolución del dock original de Mac OS X), el dash (un spotlight evolucionado), el gestor de espacios de trabajo (demasiado parecido a Spaces), el Global Menu que integra los menús de aplicaciones en la barra superior (exactamente igual que Mac OS X) e incluso el fondo de escritorio ‘ espacial’ recuerdan al sistema operativo de Apple. El modelo de referencia es desde luego destacable, porque Mac OS X fue desde su nacimiento un SO brillante en temas como diseño y usabilidad, pero es que Ubuntu 11.04 con Unity son muy maqueros. Demasiado.
Eso de Tomar prestadas ideas de Mac OS X (y también de Windows, como sucede con la copia de Aero Snap) no es algo que Shuttleworth esconda:
In the design of Unity we chose to be both humble and bold. Humble, because we have borrowed consciously from the work of other successful platforms, like Windows and MacOS. We borrowed what worked best, but then we took advantage of the fact that we are unconstrained by legacy and can innovate faster than they can, and took some bold leaps forward.
Pero creo que Ubuntu debería seguir un poco su propio camino, algo que no es imposible si uno presta atención al otro gran entorno de escritorio de Linux, KDE 4.x, que sigue dando muchas alegrías a sus usuarios -yo no acabo de hacerme- y que mantiene su propia identidad.
No digo que Natty Narwhal sea una mala distribución. De eso nada. De hecho, cuanto más voy usando Unity más me va gustando -aunque en esto estoy un poco como Mad Men, una serie a la que cuesta cogerle el gustillo-, pero creo que Ubuntu 11.04 debe tratar de diferenciarse un poco para no caer en una crítica fácil y en una creciente manía por parte de los ubunteros tradicionales. Démosle tiempo al tiempo. Quizás Shuttleworth nos sorprenda con Ubuntu 11.10 Oneiric Ocelot.