Los autores sostienen que el problema, denominado «convergencia acomodativa», se deriva del hecho de que los ojos de los usuarios tengan que ajustarse constantemente a la distancia de la pantalla física y del contenido en 3D que ofrece, lo cual genera fatiga y malestar.
Los responsables de este trabajo, basado en los resultados obtenidos a partir del análisis y la evolución de 24 personas adultas, afirman que los efectos negativos son más agudos si se accede al material tridimensional a través de dispositivos como un televisor, un ordenador o un teléfono móvil que si el público está frente a una gran pantalla de cine, por la proximidad de la imagen.